martes, abril 25, 2006

Sucumbiendo...

Casi no podía oír lo que estaban diciendo. Un infernal pitido perforaba mi oído como una aguja de punto clavada en su obillo. Queria retorcerme de dolor pero era un momento demasiado importante. Tenía que escuchar, era imprescindible,de hecho mi trabajo de hoy consistía en eso, escuchar y traducir a todos aquellos diplomáticos enfurecidos.
El dolor comenzaba a hacerse insoportable.
Ciertas palabras se metían em mi mente y allí terjiversaban conexiones neuronales, cambiando cosas de sitio.
Mi subconsciente estaba siendo atacado, destruido.
Recuerdos y fotogramas de mi infancia desaparecian sin que yo pudiera hacer nada. Otros volvían irreconocibles, transformados, asociados a ideas que jamas había tenído y a sensaciones viles, deplorables.
Mientras mi cerebro luchaba contra aquellas palabras otras seguian llegando, uniendose a la destrucción masiva de mis debíles neuronas.
Parece que mis ideas no son tan fuertes.
Pronto sucumbí al ataque. El dolor cesó.

2 Comments:

At 12:20 p. m., Anonymous Anónimo said...

el prejuicio es una forma rigida de vivir sin complicarse,pero el universo y por lo tanto la vida, estan siempre en movimiento,por lo que el alma sin flexibilidad se agrieta y la alegria en rigided se rompe.

 
At 8:16 p. m., Anonymous Anónimo said...

a este no me has contestado,sobri.

 

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